“España es una deformación grotesca de la civilización europea”, afirma Max Estrella, personaje clave de Luces de Bohemia, con el que Valle-Inclán expresó su visión dramática de la realidad. A través del esperpento, se deforma grotescamente el mundo; se trata de una técnica que caricaturiza a persohnajes de toda índole y condición social, tratándolos de fantoches y peleles con rasgos antiheróicos y deshumanizándolos a través de cosificaciones y animalizaciones. Esta deformación no es sino una denuncia global y totalizadora, una gran sátira moral y social de una España derrumbada y ensimismada.
Luces de Bohemia se publica en 1920 en la revista España, cuatro años más tarde en formato de libro con tres escenas añadidas de fuerte carga social y variaciones estilísticas. La trama concierne a las peripecias de Max Estrella en su última noche por distintos ambientes madrileños de principios del siglo XX. Una trama empleada por el autor para, desde una perspectiva superior y de altura, dibujar un desgarrador panorama social y político del país, en el que los personajes son caricaturas y guiñoles en un ambiente feo y grotesco, satíricamente descrito para repulsarlo con fuerza.
Destacan dos líneas dramáticas. En primer lugar, la aventura nocturna y dantesca de Max, junto a don Latino de Hispalis, entre amigos y familiares, estructurada de forma circular, como la del héroe clásico Ulises. Max Estrella sale de su casa con una invitación al suicidio colectivo y regresa para morir de madrugada. Todo ello descrito en un breve espacio temporal y en múltiples y variados escenarios. Por otro lado, los disturbios sociales de la época, entre los que destacan la huelga de proletarios, la muerte de un niño o el fusilamiento de un preso anarquista.
Temáticamente, es la denuncia mordaz y satírica de la catastrófica situación global por la que atraviesa España el asunto sobre el que gira la acción dramática. Se trata pues de la línea temática de la Generación del 98, en lo que atañe a la preocupación social y política de los autores noventayochistas, alejados ya de la estética y temática modernista. Otro asunto ligado a este motor temático es la corrupción política, protagonista de la época turnista, junto con la hipocresía individual, representada por don Latino, ese alter ego de Max, que llega a robarle el décimo premiado tras su fallecimiento. El hambre, como consecuencia de la miseria, y la muerte son otros ejes que dan sentido y unidad a la obra; la muerte de los inocentes, ya que sólo desaparecen de la escena las víctimas, como lo son el propio poeta ciego Max, su familia, el niño o el preso catalán. Con la muerte de los inocentes, observamos la crueldad social y la injusticia imperante; todo ello impregnado de una acuciante falta de valores éticos y humanos, fuertemente denunciada por Valle.
A través del esperpento, Valle-Inclán nos ofrece una visión grotesca, al mimo tiempo que desgarradora y dolorosa de los personajes. Se trata de una percepción de una realidad ridícula, alcanzada mediante la observación de la realidad desde la perspectiva en el aire que emplea el autor. Así se consigue que hasta la muerte de Max se considere trágica, pero también absurda y grotesca, como su velatorio.
Valle-Inclán consigue con esta obra denunciar la tragedia colectiva e individual de forma grotesca, sin proponer alternativa o solución alguna a los problemas que acechan el país, ya que es este drama un grito de protesta y denuncia contra una sociedad sin valores, salvo el de la hipocresía e indignidad reinante.
Víctor Velasco Regidor
Profesor de Lengua Castellana y Literatura
Víctor Velasco Regidor
Profesor de Lengua Castellana y Literatura