En el marco de la conmemoración del centenario de la muerte de Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza y referente pedagógico e intelectual de España, y como complemento indispensable para la formación cultural y literaria de los alumnos de 2 º de Bachillerato, el próximo lunes 16 de marzo se llevará a cabo una visita guiada al complejo y los jardines de la Residencia de Estudiantes.
El 1 de octubre de 1910
abrió sus puertas la Residencia de
Estudiantes, creada por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones
Científicas (JAE), organismo público presidido por Ramón y Cajal; e inspirada
por la Institución Libre de Enseñanza (ILE), fundada por Francisco Giner de los
Ríos, ente otros catedráticos expulsados de la universidad. Bajo la dirección
de Alberto Jiménez Fraud, la Residencia llegaría a convertirse, en palabras de
Julio Caro Baroja, en el «primer centro cultural de España en dos decenios».
Conocida por ser la casa en la que vivieron y se hicieron amigos Dalí, Lorca y
Buñuel, o por ser el lugar en el que expusieron sus teorías Einstein, Curie o
Le Corbusier, el éxito del proyecto de la Residencia se debió a su forma de
entender la educación como un proceso integral y activo. El peculiar ambiente
que caracterizó a la Residencia, el talento de sus principales protagonistas y,
sobre todo, el proyecto intelectual y moral que la sustentaba lograron que
entre 1910 y 1939 la Residencia fuera uno de los principales núcleos de
modernización científica y educativa de España.
Desde sus inicios, en la
Residencia se generó un ambiente propicio al trabajo, la creatividad y la
búsqueda de la excelencia, pero también a la alegría, la diversión, el ingenio
y, muy especialmente, al diálogo entre las diferentes procedencias, edades y
dedicaciones profesionales. Este ambiente favorecía la tolerancia y la
educación integral de sus estudiantes, fortaleciendo la convivencia entre las
diferentes disciplinas.
Las ciencias, el
pensamiento, la música, las artes escénicas, la arquitectura, las artes
plásticas y la poesía formaban parte de la vida cotidiana de la Residencia.
Junto a cursos, conferencias o trabajos de laboratorio, se organizan
excursiones, visitas a museos, viajes a ciudades de interés artístico o la
práctica de deportes como el tenis, el fútbol, el alpinismo, el esquí, el
atletismo, el rugby o el hockey , tanto en su grupo masculino como en su grupo
femenino.
Maestros como Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Menéndez Pidal, Blas Cabrera, Eugenio d’Ors y, especialmente, los que fueron residentes durante muchos años: Ángel Llorca, Ricardo de Orueta y José Moreno Villa, orientaban a los residentes en un régimen informal de tutorías, similar al de las universidades anglosajonas. Los laboratorios de la Residencia facilitaban a los estudiantes el acceso a la investigación de la mano de científicos tan destacados como Pío del Río-Hortega, Juan Negrín, Gonzalo Rodríguez Lafora o Antonio Madinaveitia. En ellos, por ejemplo, se formaron y trabajaron el futuro premio Nobel Severo Ochoa, el médico Francisco Grande Covián o los físicos Miguel Catalán y Salvador Velayos.
Aún más conocido es el
núcleo de artistas que se congregó en la Residencia, aglutinado por una figura
singular como José («Pepín») Bello: Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis
Buñuel. Su obra posterior, y la de muchos de sus contemporáneos, lleva la marca
de su convivencia durante aquellos años y del ambiente de ebullición creativa
que la Residencia generó.
La Residencia fue
pionera en fomentar el acceso de las mujeres a los estudios superiores. En 1915
comienza su actividad el grupo femenino, bajo la dirección de María de Maeztu.
Fueron residentes destacadas de la Residencia de Señoritas Victoria Kent,
Josefina Carabias o la científica Felisa Martín Bravo, y formaron parte de su
profesorado María Goyri, María Zambrano o Maruja Mallo. La Residencia,
reconocida internacionalmente como el primer centro cultural de la España de
entreguerras, organizó numerosas conferencias, conciertos y actividades de todo
tipo y fue una ventana abierta a las novedades intelectuales, artísticas y
científicas desarrolladas fuera de nuestras fronteras. En ella relató Howard
Carter el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon o explicó Albert Einstein
la teoría de la relatividad. Del éxito del proyecto da idea el que cuatro de
los siete españoles galardonados con el premio Nobel nacidos antes de 1936
estuvieron vinculados a la Residencia de Estudiantes: Cajal, Severo Ochoa, Juan
Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre.
Tras la salida al exilio
de su director y la evacuación de sus últimos habitantes, en 1937 la Residencia
se convierte en Hospital de Carabineros durante el resto de la contienda. En
marzo de 1939 Madrid es tomado por el ejército franquista. Fuerzas de Aviación
ocupan la Residencia e instalan en ella un comedor para los oficiales de tropa.
Se crea el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, al que se
transfieren los antiguos edificios y el patrimonio de la JAE. En los años
siguientes se transformó por completo la Colina de los Chopos: el Pabellón
Central y los Pabellones Gemelos de la Residencia pasaron a ser residencia de
investigadores del recién creado CSIC y su Auditórium fue convertido en la
iglesia del Espíritu Santo. En 1986 la Residencia inicia una nueva etapa recuperando
su nombre y su tradición. Desde entonces ha vuelto a ser un lugar de encuentro
y de diálogo entre las ciencias y las artes, de reflexión crítica en torno a
las corrientes de pensamiento y creación de la cultura contemporánea y de
debate internacional vinculado a la creatividad y la innovación.
En la actualidad, en sus rehabilitados
edificios se alojan anualmente más de 3.000 investigadores y creadores
procedentes de todos los países del mundo, además de un grupo de jóvenes que disfrutan de su programa de becas; se
celebran exposiciones, lecturas de poesía, conciertos, conferencias y
congresos; su Centro de Documentación atesora un conjunto único de fondos,
especializado en la historia intelectual del primer tercio del siglo XX
español.
Hoy, la que fue y sigue
siendo la casa de Dalí, Lorca y Buñuel, continúa dedicada a la creación. Al
lugar donde Einstein expuso su teoría de la relatividad llegan todavía las
últimas tendencias en física o en biología y, conservando su tradición
innovadora, en la Residencia se oye y se crea lo más nuevo en música, en
poesía... Un jardín en el centro de Madrid donde perviven las adelfas plantadas
por Juan Ramón Jiménez, y donde, al mismo tiempo, se escuchan las jóvenes voces
del porvenir de la cultura.